Un niño de 8 años sin antecedentes personales ni familiares de interés es remitido desde un centro de salud a Alergología Infantil por presentar lesiones de morfología circular y localización cambiante desde hace un año (Figuras E1.1). Inicialmente, las lesiones se localizaban en la región malar bilateral y los pabellones auriculares y, posteriormente, en las manos y la raíz de los miembros. Eran indoloras, en ocasiones pruriginosas y no evanescentes. No se detectaron otros síntomas cutáneos ni sistémicos, como así tampoco un síndrome constitucional o procesos intercurrentes, no había recibido vacunas ni medicación antes de su aparición. Las lesiones no se relacionaban con la ingesta de alimentos.
Desde el inicio del cuadro, el paciente sólo ha estado asintomático durante 2-3 meses, no continuados, y ha recibido varios ciclos de corticoides tópicos y orales, con escasa mejoría. Comenzó a tener limitaciones en la vida diaria porque sus pares lo estigmatizan por sus lesiones. Fue evaluado por Dermatología en otro centro, donde le realizaron un análisis de sangre (hemograma, estudio bioquímico, autoinmunidad y proteinograma), que no mostró alteraciones, y fue dado de alta.
En el examen físico realizado durante la consulta, se observaron lesiones eritematosas con aspecto en diana en la región malar bilateral (Figura E1.2) y el tercio superior de los pabellones auriculares. No tenía otras lesiones cutáneas ni mucosas afectadas.